Rubén Hernández/Tlaxcala Times

TLAXCALA, Tlax., 9 de octubre de 2025.- Funcionarios de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) realizan operativos contra el Gusano Barrenador de Ganado (GBG) en los límites de Puebla y Tlaxcala, específicamente en el tianguis del martes de San Martín Texmelucan y para cuidar la zona de Tepetitla.

Esta inspección sanitaria la realizan para combatir la presencia del gusano barrenador en el ganado y especialmente en aquel que ponen a la venta en el tianguis de San Martín Texmelucan y que buscan evitar que afecta a Tlaxcala.
Hasta el momento no se tienen registros en la región de Texmelucan y Tlaxcala, sobre que se hayan presentado casos de padecimientos de gusano barrenador en el ganado que se vende en este tianguis, ni tampoco en ambos municipios de Puebla y Tlaxcala, en esta zona limítrofe y que pueda llegar a afectar de manera importante la salud humana.

Sobre ello, las autoridades de ambas entidades han informado que no se ha presentado ningún caso al respecto e implementan un cerco fitosanitario, con revisión constante de todos los animales que ingresan al tianguis.

Además de acciones en los rastros para mantener un estricto control para el sacrificio de reces, cerdos y borregos.

En tanto, la Secretaría de Impulso Agropecuario (SIA), en coordinación con el Centro de Operaciones de Emergencias en Sanidad Animal y el Sistema Nacional de Información e Identidad Pecuaria (SINIIGA), han realizado reuniones con ganadreros y productores para evitar el ingreso del Gusano Barrenador del Ganado (GBG) a Tlaxcala.

Asimismo, dan seguimiento y monitoreo a otras enferemedades como la influenza aviar de alta patogenicidad, para garantizar la protección sanitaria en el ganado de la entidad.

El gusano barrenador del ganado, científicamente conocido como Cochliomyia hominivorax, es una mosca cuyas larvas parasitan tejidos vivos de mamíferos mediante una infestación llamada miasis, las hembras depositan huevos en heridas superficiales, mucosas lesionadas o borde de lesiones.

En condiciones favorables, los huevos exlosionan en menos de 24 horas y las larvas comienzan a alimentarse del tejido animal, provocando graves daños.

Así, la afectación al humano causa miasis, una infección donde las larvas se alimentan de tejido vivo y pueden provocar lesiones dolosas, sangrado, secreción maloliente y fiebre.

Los síntomas incluyen llagas que no sanan, sensación de movimiento en las heridas y en casos graves, pueden llevar a infecciones bacterianas secundarias, malestar general e incluso la muerte.

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